domingo, 20 de junio de 2010

CUANDO DIOS DIRIGE NUESTROS PASOS


Por circunstancias de la vida la White Family se mueve mucho. Hemos pasado de la españolísima Melilla, la calurosa Murcia, el inolvidable Jaca, la castellana Segovia y hasta el mismísimo reino de León. Y eso que he recortado alguno de los viajes.

Leyéndolo fríamente parece una autentica animalada. Sin embargo siempre que llevamos más de tres o cuatro años en el mismos sitio ya estamos pensando en la necesidad del cambio. A pesar de llegar a sitio nuevo, colegio nuevo, nuevos amigos, siempre hemos encontrado ese "apoyo especial" que te guía en la oscuridad y que te muestra las ayudas en los momentos más necesitados.

Si eso es lo que ha ocurrido de forma habitual, lo cierto es que en nuestro querido León ha sido de forma significativa. Nuestros hijos ya son adolescentes, alguno ya inicia la carrera, y es ahora cuando las amistades y una buena formación en el colegio que complemente a la de su familia es fundamental.

Gracias a la Providencia, cuando menos te lo esperas es cuando Dios enciende esa bombilla que te da la luz para ver en el momento más crítico. Cuando sientes que tus hijos necesitan un cambio, porque la situación empieza a ser crítica, aparece ese maravilloso colegio que necesitas. Cuando te das cuenta que tu vida necesita volver a sus orígenes, Dios te pone delante de las narices a esos amigos que hasta ahora no has sabido valorar y que son oro puro. Te das cuenta que habías elegido mal y que has perdido el tiempo adorando a ídolos de barro, cuando tienes cerca gente maravillosa que ya ha recorrido el camino que te toca a ti recorrer, que está siempre dispuesta a ayudarte y, lo más importante, que desde la humildad avanza en la misma dirección en la que nosotros querríamos poder avanzar.

Por todo ello, gracias Dios mio.

sábado, 12 de junio de 2010

ESTAMOS EN CRISIS


¿Estamos en crisis?. Sí, estamos en crisis. Pero no sólo en la crisis que esta gentuza ha provocado jugando con el dinero de todos los españoles hasta llevarnos a la ruina nacional. No sólo en esa crisis que ha provocado que, en vez de quitar ministerios de ministras que deberían ser quemadas en la hoguera por brujas o suprimir Comunidades Autónomas, ha supuesto que nos rebajen el sueldo a los funcionarios de forma ilegal.

Me refiero a la crisis familiar. Estamos en crisis. Me explico, en estos momentos uno de mis hijos se presenta mañana a Selectividad. Es lo mas parecido a un león enjaulado. Tres están preparando los exámenes de todas las asignaturas que les han quedado o están preparando esas que segura le quedarán. No se si correrlos a palos o ayudarles. Y por si fuera poco la madre de las criaturas se pasea por la casa dando pases de sevillanas o invitando a sus hijos a que le acompañen en uno de los pases. Eso mientras le pregunta a Santiago las valencias de los elementos químicos. Para no estropear la cosa, el padre se cree capaz de hacer secundaria, bachiller y selectividad al mismo tiempo. Esto es un caos.

Pero a pesar de todo, gracias Dios mío por este bendito caos. Me gusta mi caos. En este caos todos aprendemos. Mis hijos se hacen responsables, o por lo menos lo intentan. Los padres aprendemos el oficio. La familia se forja y se hace más fuerte.

Dios mio cuida de todos ellos y que sigan siendo como son: buenos.

miércoles, 2 de junio de 2010

EL INJERTO DE LA FAMILIA

Aunque algunos de los mas próximos ya me han oido contar mi teoría sobre la constitución de la familia y como veo yo la evolución de la mia propia, voy a tratar de resumir una imagen sencilla pero, para mi, clara de lo que supone el matrimonio, la llegada de los hijos, su evolución, la evolución del propio matrimonio y el abandono del nido por parte de los hijos.
Para poder resumir todo lo anterior me baso en lo que tengo que hacer con los árboles cuando decido crear una nueva especie.
Para crear un nuevo árbol a partir de otros dos, diferente a los anteriores, con sus propias especifidades, es necesario cortar una rama de cada uno de ellos, hecho doloroso y necesario si quiero separarlo del tronco del que procede, realizar un injerto, hecho vital y necesario, vigilar con mimo el desarrollo del mismo, aplicándole las ayudas necesarias, hasta que, una vez que han crecido las raices aparecen las primeras ramas. También hay que cuidar a estas para que las inclemencias del tiempo y los malos bichos no las malogren. Hasta que por fin tenemos un árbol con un fuerte tronco, frondoso y lleno de ramas y hojas por donde corre la savia que procede de esas fuertes raíces. Una vez alcanzado este momento el árbol está listo para que le corten otra rama y se pueda realizar un nuevo injerto.
A partir de este simil podemos aplicar los diferentes supuestos y ver quien es el que tiene la capacidad de dar esa gracia vivificante que haga del injerto un árbol robusto y de donde proceden ese agua y esas sales minerales que absorven las raices para que pueda llegar la savia a nuestras ramas. En fin, es un humilde y sencillo razonamiento.
En mi caso puedo asegurar que si no llego a contar con la rama que Dios me ha adjudicado como compañera, el árbol no se podría haber sostenido ni aguantado las inclemencias y plagas de 23 años.